En el cultivo de la yuca la calidad de la semilla empleada es de importancia fundamental para obtener rendimientos satisfactorios, toda vez que la principal forma utilizada para su propagación comercial es por esquejes o estacas, los cuales reproducirán las mismas características del patrón de dónde provienen.
Se ha demostrado que sólo con una correcta selección de estacas para la siembra, y la aplicación de tratamientos adecuados para su desinfección, se incrementan los rendimientos en un 70%, a la vez que se reducen los costos de producción.
Es aconsejable reservar una porción del cultivo para la obtención del material de siembra del siguiente ciclo, aportándole una correcta fertilización, riego oportuno cuando las condiciones de humedad del suelo así lo exijan, y especial protección contra patógenos e insectos.
La cantidad de semillas producidas por hectárea depende del cultivar empleado, las condiciones climáticas de la zona y el estado sanitario del material. Se estima que 1.0 hectárea de cultivo puede producir semillas suficiente para el establecimiento de 4.0 a 5.0 hectáreas.
Aun cuando el usar material de siembra fresco es lo recomendable, en algunas situaciones es necesario el almacenamiento, esperando el momento planificado para la siembra. En lo posible este lapso de tiempo se debe reducir al máximo. Los tallos se conservan mejor atados y apilados en posición vertical bajo sombra, siendo deseable que el ambiente tenga una humedad relativa mayor del 80%.
En la selección del material se deben observar aspectos tanto agronómicos como fitosanitarios. La calidad está determinada por el rendimiento de raíces del lote donde se hará la selección, la edad del tallo, el número de nudos por estaca, el diámetro y la longitud de la estaca, la duración del almacenamiento, el grado de daño que sufre la estaca durante la preparación, y la presencia de daños fitosanitarios. En una próxima nota, continuaremos ampliando ésta información.
Por Werner Gutiérrez Ferrer
TCA Venezuela C.A/
Campo, Café y Ciudad / AgroSurla